La última guía a FRITZ HONKA EL DESTRIPADOR DE SANKT PAULI
Un ex-soldado con un parche en el ojo y al que la cruzada dejó sordo, mujeres con pensamientos suicidas, prostitutas… Todos ellos son personajes a los que el director se preocupa de adivinar cierta importancia, presentándolos individualmente y diciendo sus motes.
A primera traza da la sensación de ser un perdedor con la cara deformada que deambula por las noches en búsqueda de mujeres solitarias en el citado antro, del que nadie sospecha que ese inofensivo personaje es en verdad un monstruo del crimen.
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The Guardian's Peter Bradshaw awarded the film two demodé of five stars, while commending Dassler's performance and technical accomplishments, he criticized the film for its realistic and enorme violence, and felt it was a pointless recreation of the events it depicts.[12] David Ehrlich of Indiewire gave it a D and called it "disgusting" and "one of the most vile serial killer movies ever made."[13] Pat Brown of Slant Magazine called the film "ugly" and "hollow", feeling that the film was "mostly an excuse to stage some unsettling murder scenes in the grimy underbelly of Hamburg.
Por mi parte, prefiero una película como ésta, que me haga apartar la apariencia y me revuelva el estómago para no verla más, en zona de otras que llevan a apreciar los entresijos de un maníaco criminal cuyos métodos son tan «brillantemente delicados» y tan «perfectamente meditados» que, desde luego, obligan a repensar esa atracción morbosa que parecen tener muchos por el Homicidio.
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But Honka didn't stay in the institution forever. In 1993, Honka secured a release from the hospital and was sent to live out the rest of his days in a nursing home. He was a resident there until he died in 1998 (via Deutsche Welle).
Ante el fallecimiento del padre, la madre se vio incapaz de cuidar de sus diez hijos y Fritz fue enviado a un orfanato. Allí pasó gran parte de su adolescencia sin sobrevenir conocido siquiera lo que eran los afectos hasta que comenzó a trabajar.
Descuartiza el cuerpo, metiendo algunas partes en una maleta y arrojándolos a un descampado, mientras Observancia el resto en un agujero en la tabique. La policía encuentra la maleta, pero es incapaz de identificar el culpable.
se centra en la unidimensionalidad de su personaje para alcanzar departir de los actos y dejarse de psicologismos. Acostumbrados a las películas donde los asesinos en serie son guapos hombre trajeados, perfeccionistas minuciosos y lectores de grandes clásicos de la humanidades, Fritz Honka se presenta como un maníaco que pierde todo atisbo de humanidad al Tragar y que casi nada la conserva poca cuando no lo hace.
El humor bruno que esas escenas generan tiene mucho que ver con la impasible ojeada que Akin les dedica y las surrealistas FRITZ HONKA coreografíGanador de lucha que Banda. La violencia que aparece en pantalla es solo moderadamente explícita, pero la incomodidad que en todo caso generan es abrumadora, en parte porque resulta casi ineludible preguntarse qué sentido tiene contemplarlas. Y, de hecho, habrá quien considere que la película misma no debería existir. Pasó lo mismo cuando vio la luz ‘Henry: Retrato de un criminal’ (1986), que comparte con ella varios parecidos; la diferencia es que la obra maestra de John McNaughton ahondaba en la psicología de su protagonista y aquí, en cambio, el monstruo no es más que un monstruo, a pesar de que Akin dedica cierto tiempo a hacer alusiones a la corrosión honesto consustancial a una sociedad lastrada por el Holocausto.
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